marzo 22, 2006

POEMAS INÉDITOS DE FÉLIX PUESCAS MONTERO

POEMAS INEDITOS DE FÉLIX PUESCAS MONTERO


















EPISTOLAR

Félix:
Hoy te vi pasar otra vez
negro e insondable
sangraba tu costado
un río de sangre oscura
suficiente para manchar el infinito
pero tú permanecías de pie
después de haber ensayado hasta el cansancio
el gran salto liberador hacia el vacío
y era siempre como empezar de nuevo
desnudo
inconsolable
y ya no tuve pena de ti,
¿Es este el secreto de tu divinidad?.
Divinamente,
Félix.
POEMA
Esa noche
Detuve mi caballo de amatista
y él,
adivinando mi propósito
se volvió complacido
a contemplarme.
Tenía yo un cansancio de siglos
y él,
una avidez de distancias
e historias sin palabras que contar.


ESPERANZA

Cuántas veces
le he dicho a mi vida:
ESPERA...
y ella pobre
se ha sentado a esperar.

ESPERANZA...
he ahí otra palabra
que arrojaré a las aguas
del segundo diluvio.


EN VOZ BAJA

Félix:
Es peligroso acercarse a la mul-
titud, y es preciso evitarla si no quie-
res correr el riesgo de morir crucifica-
do.
Tú que te pasaste toda una vida
tratando de sacar la cabeza de entre la
multitud, tienes que esconderla aho-
ra no sea que te la corten; porque la mul-
titud no perdona la altura.
-¿Y mi amor al hombre?.
-¡Insensato¡.
Cuídate de amar al hombre en alta voz.

VERDE

Una pregunta
eternizándose en grito.
Variaciones sinfónicas
en ritmo de galaxia.
Nacimiento.
Vida,
pasión y muerte
del universo.
Era de la razón en la tierra.
Por allí,
la música es apenas
la primera palabra del Silencio.
Y nosotros
tú y yo
apenas dos notas
de una escala musical desconocida.


TU

Tú y la Música
La Música y tú.
Tú, la Música y Dios.
Dios, la Música y tú,
naciendo,
muriendo y renaciendo
en el espacio abismal de mis pupilas.
Y yo...
¡pobre ángel¡
enfermo de amor
y con complicaciones metafísicos
condenado a permanecer
eternamente con los ojos abiertos
para no quedarme sin Dios
sin música
y sin ti.

DESENTERRANDO LAMPARAS

A mi amigo Carmelo Trujillo
Mi amigo Carmelo
es un niño bueno
de puro bueno: bello.

Hacía tiempo que no tenía
un amigo niño
de puro bueno: bello.

Aclaremos:
Mi amigo Carmelo no es un niño
es un hombre puro
que logró salvar del naufragio
su lampara de niño.

Hoy, a invitación del sol,
del viento, del agua, de la tierra y el fuego,
mi amigo Carmelo me ayudó
a desenterrar mi lampara de niño
y hechos dos niños
juntos continuamos
desenterrando lámparas, lámparas.


Nelsòn Castañeda dice: A mi derecha Félix Puescas, el poeta, en la plaza de armas de Tarma, en 1969. Abajo (2002), al lado de su tumba en el cementerio general de Piura, de donde era oriundo mi amigo.