enero 22, 2007

SPAGHETTI A LA MILANESA Y VINO/ ARMANDO ARTEAGA



SPAGHETTI A LA MILANESA Y VINO / ARMANDO ARTEAGA


Las muchachas con ojos de gato son sagradas.


Usted debe andar ahora por la noche de Buenos Aires.
Ya estamos olvidados.

En la escena de Ionesco: nuestro antiguo cuchillo
Ya somos otros besos de inocentes lectores.
No se me ponga triste, ni yo tampoco muero -adrede-  esta noche.
No regrese -cansada-  en metro a casa, no destruya su vida.
No se le va a ocurrir leer a Arlt en algún café del Caballito.
Mire que en su país y en el mío: el fascismo, etc...

(Ya no me espere, busque refugio,  decore nuevamente su bohío).

Rebote solamente,
escriba
de la rata trepando la escalera,

escriba de usted mismo ahora que perdió sus libros
y se ha vuelto impaciente ahora que perdió a su esposa,

y se ha vuelto impaciente ahora que perdió a su amante:

inmóvil
y delgada
como la Torre de Eiffel,
póngase bien la chompa, abríguese de veras, deje las bromas
que estamos en el centro del invierno,

no quiera vos, me abrigue con la francesa boneta
-esa intrusa se quedó en su casa y también en su cama-
no quiera vos, volviéndola a soñar: la encuentre con furia y miedo,
en esa nostalgia
en ese fuego único que siento aún
en esa piel de muchacha argentina que me reside aún.
Yo pienso que la quise, y a lo mejor usted también a mí, de veras.

Pero ché, por si las moscas, vayamos con el tango a otra parte.

Otoño, 1974.

*Este poema de mi libro "Avistar" se publicó muy mal, en "Antología de la poesía píurana" de mi amigo Harold Alva, lo publicamos para reparar el error.