febrero 24, 2011

GADDAFI Y LOS CAMELLOS / ARMANDO ARTEAGA





GADDAFI Y LOS CAMELLOS*

Por Armando Arteaga





Las imágenes de los noticieros de la televisión, vía satélite, suelen traer muchas sorpresas todos los días. El planeta Tierra pasa rápidamente en racontos algunas de sus quiméricas y rocambolescas experiencias que hacen noticia o, mejor, escándalo. Allí la humanidad se contradice en penurias y excesos en pleno tráfago a la destrucción y el tedio.

Unas ráfagas de estas imágenes me han enfadado de veras. Es evidente que muchos personajes tienen una desenfrenada pasión por el protagonismo. Resulta que desde la tradición aristotélica el hombre era zoo politikón, un animal político. Y como todos sabemos, históricamente hablando, los políticos han movido, hacia sus intenciones y propuestas a los hombres (masa) y también a los pobres animales. A propósito de la Cumbre de los No Alineados realizada en Belgrado hemos visto arribar a la cita internacional de los países pobres una delegación de camellos acompañada por un político. El camello ha pasado a ser “zoo politikón” y el hombre un cruel animal, un “zoo desnudo”.

Benditos sean los camellos o los elefantes o los rinocerontes o las jirafas o los hipopótamos si éstos hacen que un controvertido político, un jubilado abandonado, un niño tímido y traumatizado, se sienta un poco menos mal. Pero de allí a que estos animales sean usados para motivar excentricidades, nos parece un gesto grotesco. Y eso que personajes como Idi Amin, Pinochet, Noriega, para citar sólo algunos de esa rara fauna, a mí siempre me han parecido que le ponen una dosis de macabro humor al tiempo.

El turno para incrementar esta dosis de macabro humor le ha tocado en estos días a Muammar Gaddafi. Gaddafi ha tenido una manera muy especial de identificación con su mundo desértico: en las afueras de Belgrado se instaló con su carpa de campaña y su caravana de camellos, dando la impresión para presumir de cierto primitivismo bárbaro que sin lugar a dudas siempre fascinará a los ojos de las cámaras periodísticas.

Gaddafi, líder de la revolución libia, puede ser un loco más loco que los otros, la civilización occidental le puede interesar un bledo, puede sentirse el centro del universo, pero la capacidad de los camellos para hacer política es muy relativa, la de Gaddafi no; tiene un inmenso poder político, hasta para ser y sentirse exótico.



*Publicado en Expreso (30-09-1989).