octubre 20, 2011

BOLL Y UNA BOTELLA-MENSAJE AL MAR / Por Armando Arteaga

 
Heinrich Böll, als ein Zug kam pünktlich mit seiner Romane wurden Gleichnisse des menschlichen Daseins, trotzt der Zeit. Seine Romane wurden da und wartet auf den ungestörten Lauf der Jahre. Sie waren Übersetzungen von Margarita und Alfonsina Fontseré Janes Publishing Seix Barral. Es wurde mit "Ansichten eines Clowns", die viele Leser bei uns gewonnen, bis ihre totale Hingabe, wenn die Schwedische Akademie den Nobelpreis für Literatur 1972 ausgezeichnet. Noch nie hatte ein anderer Schriftsteller germanischen viele Leser unter uns (mit Ausnahme von Thomas Mann, eine andere Nobel).



BOLL Y UNA BOTELLA-MENSAJE AL MAR (*)

 Por Armando Arteaga



Crepúsculo que viaja hacia la playa. Botella al mar. ¿La literatura?. Puerto ingrato, ya nada nos pertenece. Ya nada nos hace celebres, nos hace morir de risa, estamos ante nada. Ante la magia triste que reclama episodios extraños. Literatura que está dispuesta en su peregrinaje a perdurar para no aburrir nunca a sus lectores.

Heinrich Boll
Divagaba en todo esto, hasta que llegó como un faro de luz en el inmenso navegar, las palabras de “Sobre mí mismo” que Heinrich Boll escribió:   “Escribir quise siempre. Lo intente tempranamente,  pero las palabras las encontré después”.


 Boll

Heinrich Boll llegó puntual como un tren con sus novelas que eran parábolas de la condición humana, desafiando al tiempo. Sus novelas estaban allí aguardando imperturbables el paso de los años. Eran las traducciones de Margarita Fontseré y Alfonsina Janés de la Editorial Seix Barral. Fue con “Opiniones de un payaso” que ganó muchos lectores entre nosotros  hasta su  consagración total cuando la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura 1972. Jamás otro escritor germano tuvo tantos lectores entre nosotros (exceptuando a Thomas Mann, otro Nobel).


Los grandes del mundo usan relojes Rollex -aseguró varias veces con humor Boll, hablando de literatura-. Aparte de Frank Kafka (La metamorfosis), de Robert Musil (Las tribulaciones del estudiante Torless), de Thomas Mann (Muerte en Venecia), y de Gunter Grass (El tambor de hojalata), con “Opiniones de un payaso”, es que Boll entró al tiempo supremo de la gran literatura alemana, todas narraciones raras y legatarias del moderno espíritu germano.

Hace unos días los diarios han consignado la noticia de su muerte a los 67 años de edad. Boll había nacido en Colonia, esa ciudad famosa por su catedral gótica, y que según el propio Boll debería ser admirada por sus iglesias románicas, donde el Rhin , harto de ciertos primores, se ensancha y penetra en la llanura total y corre hacia las nieblas del Mar del Norte-  trascurre siempre sereno, avivarando la inspiración creadora.

Boll, Premio Nobel.

Boll, era hijo de carpinteros de ribera. Desde la ventana de su casa y aún en brazos de su madre recuerda al ejercito de Hindenburg que regresaba de los campos de batalla, gris, ordenado y monótono, pasando con sus caballos y cañones. Recordaba siempre con nostalgia el taller de su padre: olor a madera, laca y nogalina, la imagen de tablas recién cepilladas y la parte trasera de un edificio de pisos donde estaba el taller. Vivía allí mucha gente, cantaba y jugaba entre la ropa colgada en el tendero.

Las novelas de Boll son anti bélicas., contra el “establisment”, polémicas, se construyen sobre la historia desbordando las críticas coyunturales y los traumas de la postguerra.  “Opiniones de un payaso” (Ansichten eines Clowns) es la novela que consagra a Boll. Fue  su más notable best-seller de los años sesenta. Novela irónica y sencilla, llevada desde la perspectiva del señor Schneir, un clow.


Recordando a Heinrich Boll, en malos tiempos, en tiempos de amor y guerra, tiempos de vida y muerte, en cosas tristes y en imágenes de cada tiempo que termina poniendo su propio sello, su identidad.  Nosotros recordamos con ironía todas estas páginas del talento de Boll. Y pensamos que, ayer: fue siempre ayer. Terminamos ya con este compendio de la historia social e industrial de Alemania.


 Boll

Aún no acabamos con el trauma ocasionado por los desastres de la oscuridad histórica actual de esa década de contrastes después del desentono nazi.. Mal tiempo vivido,  y desglosado aún en las novelas de Boll.  Novelas totales, en la posibilidad de ocupar toda la vida humana como una realidad absoluta, así era su narrativa integral. Aunque solo describa  Boll -a sus desdichados lectores-   las más duras ficciones donde el patio trasero de la historia ocupa el lugar principal e irreverente.
 Recordando a Heinrich Boll

(*) Publicado en la revista Nosferatu, Berlín.  Diciembre, 1984.