octubre 10, 2011

RECORDANDO A RICARDO / POR JULIO LEÓN

Ricardo Quesada.

RECORDANDO A RICARDO

Por Julio León

Cuando un amigo se va algo de nosotros se lleva con él. Esa vida que compartimos juntos: los sueños, las penas, las tristezas y la efímera felicidad de ser amigos se atropellan en la memoria y empiezan entonces a dolernos sin pausa y en los momentos más inesperados.
Se fue Ricardo, el Charlie, el calladito, se fue sin ruido el caminante incansable, como siempre lo conocí y ahora, en esta mi solitaria tarde limeña, lo recuerdo.
Recuerdo su casa vacía en la urbanización Roma con sus niñas artistas - la música y la bailarina- , te recuerdo mientras bebíamos, juveniles, un ron con cocacola. Recuerdo que visitábamos a Edián en Mattellini, recién casado y con la pesadumbre de la responsabilidad hogareña para darle ánimos; y aquel día te recuerdo Ricardo atravesando el umbral del departamento seguido en fila india por tu familia de artistas al mismo tiempo que la mujer de Edián los bautizaba con alegría como la familia Telerín. Te recuerdo Ricardo en el inolvidable Wony, en noches interminables que nos hacían felices, o en el Queirolo de Quilca y Camaná donde nadie se citaba pero todos nos encontrábamos. Pero en los últimos años te vi muy poco aunque sabía mucho de ti por tu infaltable suministro de Desakatos.
Recuerdo tu alegría infantil cuando nos vimos en Nueva York, tu asombro feliz al caminar por el Parque Central mirando las ardillas buscando la casa de John.  Aquella vez, mi mujer te conoció y no pudo olvidar tus Desakatos y tu iconoclasia y en esta triste tarde en que te escribo todavía ella no sabe que ya partiste y no sé cómo decirle.  Allí, en NY, recibí de tus manos Blue moon of Kentucky que me lo entregaste con tu ardiente corazón y una botella de whisky para celebrarlo.
Es tarde, lo sé. Llegué a destiempo cuando ya habías partido pero no puedo dejar de decirte estas palabras porque ni siquiera sé si hubiera podido rescatarte.  Ahora ya no estás Ricardo, has partido adelante en el enigmático tránsito a las estrellas y sólo sé que en esta sola tarde de Lima tu recuerdo ha empezado a habitarme para siempre.

Julio León, en el mes morado de Lima.

Magaly Solier recordandonos a Ricardo Quesada con su libro "Blue moon of Kentucky" y algún otro "desakato".